martes, 26 de marzo de 2013

BEAUVOIR TODO EL RATO

Me llega a través de @mejillonsuicida esta noticia: La Diputación de Jaén revoca el fallo del Jurado del Premio Escritores Noveles por "faltar al derecho de igualdad de la obra". Noticia que podéis leer aquí.
Me llega, como digo, esta información, y a mí sólo se me ocurre decir, que lxs agente de igualdad son, definitivamente, absolutamente imbéciles. Pero IMBÉCILES con mayúsculas. De hecho, si hubiese un concurso de imbéciles y se presentasen todxs los agentes de igualdad -sólo el nombre, se las trae- a dicho concurso, la cosa estaría difícil para emitir un fallo justo, dada la calidad y el alto listón de imbecilidad que pondrían siempre estxs agentes de igualdad. 

Queridxs imbéciles: 

Quería comentaros un par de asuntillos. O quizá tres. Como sé que no tenéis ni puta idea de qué se cuece en el mundillo literario, os diré que a pesar de que las mujeres -por seguir con vuestro binomio de género, del que no sabéis salir- leen muchos más libros que los hombres, más del 80% de la literatura que se publica y se vende, la firman hombres, y que más del 90% de los miembros de los jurados de premios literarios, como este de Jaén, están conformados por hombres. Pero nada, oye, vosotrxs a lo vuestro. "es que han dicho puta". Pues nada, oye, si han dicho puta, no hay más que hablar. Porque a vosotrxs, imbéciles profundxs, expertxs en no sé sabe qué entelequia absurda y loca, os la suda que el grueso de los miembros del jurado sean hombres, o que las bases del concurso no estén redactadas en un lenguaje inclusivo, o que la inmensísima mayoría de lxs ganadorxs de este y otros concursos literarios sean hombres, o que se siga hablando de "literatura femenina" como un mero entretenimiento que tienen las "mujercitas y que, desde luego, nunca juega en primera división, que es donde juegan lOs escritores. Os la suda porque no tenéis ni puta idea de nada, y andáis todo el día con vuestro lenguaje institucional y políticamente mierder, sin saber dónde demonios están los venenos del puto heteropatriarcado. HETERO patriarcado, que siempre se os olvida, por cierto -vosotrxs sabréis por qué-, que la tiranía del patriarcado es, también y sobretodo, la tiranía de la heterosexualidad y del binomio de género.

Pero es que además de esto, tontxs del higo y del nabo como sois -por utilizar con vuestras horto-frutícolas gónadas un lenguaje inclusivo- no sólo no sabéis de "desigualdad" sino que tampoco sabéis de literatura, si no es filtrándola por vuestro doctrinario pacato y maniqueo que hace del Segundo Sexo un libro radical. Dais mucha pena, agentes de igualdad, al menos en este país nuestro. Pero mucha. Porque si empezamos a censurar obras que, a lo largo de la Historia de la Literatura, han sido machistas, racistas, patriarcales, heterocentristas, xenófobas, homófobas, pro-capitalistas y pro-chungas, nos quedaríamos tan sólo con vuestros panfletillos igualimierder y vuestros trípticos de asociación de viudas. 

C. Bukowski comiendo un pezón desigualitariamente
Y no me vengáis con que el premio es institucional y que, en nombre de la institución, no se puede dar un premio a una obra que "promueve" el machismo (qué será promover), cuando desde esas mismas instituciones se promueven la pasividad y el amansamiento femenino -entre muchas otras cosas- con programas municipales que clasifican por género y que siguen ofreciendo batuka para ellas y full contact para ellos. Dais ascoputo, agentes de igualdad del mundo. Segurx que hay algunx que se salva, claro, siempre hay alguien dispuestx a excepcionarte el discurso, y celebro, de verdad su existencia, pero lamento que su buen hacer no sea contagioso. Os recomiendo encarecidamente leer a quienes para vosotrxs, a buen seguro, serían machistas recalcitrantes y misóginos como Bukowski, Kerouac, Houellebecq, Celine, Fante o Quevedo. Como cualquier escritorx hijx del heteropatriarcadx, vaya. Igual aprendéis que el arte es ese espacio que se crea entre lo que creo que es verdad y lo que se convierte en ficción. La literatura ficcionaliza las vidas, por eso hace de quienes la leemos, muchas versiones de nosotrxs. Y asumir que unx es muchas versiones de unx mismo no sólo es saludable, sino también liberador. 

Además, deberíais saber, porque eso lo sabe todo el mundo, que el arte en general, y la literatura en particular, no hace otra cosa que reflejar el pulso de la sociedad en la que se gesta, y es precisamente en ésta -en la sociedad y no en la ficción- donde tenéis mucho trabajo por hacer, más allá de poner barras detrás de las oes, de seguir victimizando a las mujeres y de confundir "nuevas masculinidades" con machirulos que planchan.

Dejar de hacer el ridículo, agentes de igualdad, porque las instituciones -infinitamente más absurdas que vosotrxs- elevan vuestra estulticia a niveles exponenciales, anulando, como en el caso de la noticia, la opinión de un jurado experto en literatura, y haciendo primar la opinión de expertxs en "barra-a" y en "ha dicho puta". Porque para eso, que elijan lxs inqusidorxs de igualdad, directamente, la novela que mejor les parezca, y premiemos, en vez de la calidad literaria, el gusto de la institución por dar una imagen de igualdad. 

Y si en la entrega de premios salen sólo rabos en la foto, miramos para otro lado, y seguimos a lo nuestro, que no se puede ser Simon de Beauvoir todo el rato.

lunes, 18 de marzo de 2013

Los amantes pasajeros: una comedia

El miércoles, día del espectador por estos lares, Z y yo decidimos ir a ver Los amantes pasajeros y no sólo lo decidimos, sino que lo hicimos. Y lo hicimos a pesar del trailer, y a pesar de saber que, igual, tampoco habría mucho más que el trailer.

Pero, como ocurre muchas veces, con infinidad de cosas, igual lo mejor de la película es lo que no se dice, lo que no está, lo que no se nombra; todo aquello que se torna "pura coincidencia" cuando se parece, sospechosamente, a la realidad.

Es verdad, la última película de Almodóvar no tiene argumento, pero es que ninguna sit com lo tiene. Las obras de Jardien Poncela tampoco lo tenían, y Tres sombreros de Copa, de Mihura, tampoco es que puedan presumir de plots complejos, para qué engañarnos. Los amantes pasajeros es una comedia clásica, en el sentido clásico del género. Mejor dicho, engloba, en cierto sentido, los subgéneros más propios de nuestra comedia, como el vodevil -del que derivará el cabaret, el burlesque, etc-, el sainete -comedia ligera de un sólo acto, que vendría a ser el entremés del teatro posterior al siglo XVIII-, la comedia de figurón -protagonizada por un galán o figurón que se ve envuelto en enredos y engaños amorosos- o la astracanada, subgénero patrio por excelencia en el que la teatralidad es extrema y la parodia de la realidad llega a alcanzar cotas tales que chocan con la verosimilitud de la trama porque, a fin de cuentas, no es la verosimilitud en sentido estricto, lo que pesa en este tipo de obras, sino la crítica a través de la parodia (Un buen ejemplo de astracán lo tenemos en La venganza de Don Mendo, crítica ácida al teatro de los siglos de Oro y, en general, en cualquier obra de Muñoz Seca.

Todos estos géneros son, en realidad, subgéneros surgidos al amparo de la comedia. Subgéneros que, dicho sea de paso, han sido castigados sobremanera por la crítica en los años posteriores a la dictadura franquista, por tratarse de géneros, algunos de ellos, más cercanos al ideario nacional-católico, al tratarse de un teatro conservador desde un punto de vista temático e ideológico y, en general, bastante amable con el régimen y sus mecanismos de poder. Algo que resulta del todo injusto, pues, muchas de estas obras fueron, en realidad, instrumentalizadas por el régimen y, por tanto, reinterpretadas por éste a su conveniencia; obras a las que, en definitiva, nunca se ha terminado de hacer justicia.

De todos modos, este es un país que no está acostumbrado a ver en la comedia una crítica lo suficientemente poderosa o un discurso lo suficientemente sólido como para ser equiparado a la tragedia o al   drama, que es, en realidad, el género que mejor nos define. Nos hemos creído demasiado aquel precepto aristotélico, el de que la comedia es el género ínfimo, por basarse -decía él- en la "imitación de hombres de calidad moral inferior", y seguimos creyendo que no se puede hacer una crítica sólida y de peso a través de este género, en cualquiera de sus vertientes y, estamos -creo- muy equivocados. Porque a veces la crítica es que no haya crítica alguna, a veces la crítica simplemente es mostrar lo que sucede, a veces, simplemente, la crítica es una exaltación de todos esos dedos en el ojo del poder que tanto molestan, y celebrar la crítica apoderándose de ella es, también un modo de hacer crítica, y un modo de hacer comedia.

Desde luego que el la película está el Almodovar de siempre, el de estilo deliciosamente cuidado, el que sutilmente homenajea a Chavela bautizando el avión con su nombre, el que traza una metáfora entre el nombre de una compañía aérea real (Iberia) con una ficticia (Península) y cuya suma (Península Ibérica) se convierte a su vez, en la metáfora de la situación actual del país, sumido, como el avión de Los amantes, en un vuelo transoceánico descabezado y sin hoja de ruta, plagado de aeropuertos y no pudiendo, sin embargo, tomar tierra. Desde luego que en la película está el Almodovar que elige meticulosamente las cabeceras, la música, el vesturario davidelfiniano y se aseugra de que cada pieza encaje en su lugar, como los anfitriones (Banderas y Cruz) que son una alegoría de sí mismos haciendo de otros y son, Santo Tomás mediante, causa incausada de Los amantes pasajeros.

Pero más allá de todo eso, hay cosas por las que Almodóvar sigue siendo Almodóvar, porque sólo a él parece bastarle con colocar estratégicamente, La Vanguardia entre las manos de un pasajero para que el espectador avezado caracterice al personaje. Porque, como espectadores, nos basta un Bolaño entre las manos de lo que podría parecer un sicario, para saber que ese hombre ama la literatura y el amor-casa del exilio sobre todas las cosas y no podría entregarse al asesinato de un modo prosaico o poco sentimental. Por eso me gusta Almodóvar. Porque pone un libro de Bolaño en las manos de un idiota y, de pronto, todo tiene sentido.

Y por eso también, Los amantes pasajeros es comedia y no. Me explico. La comedia como tal, tiene su origen en la improvisación, y aquí no hay nada dejado en manos del azar. Aún así, creo que os interesará saber que esas improvisaciones se daban en contextos de cultos y celebraciones ofrecidas al dios Dionisios -deidad de la fiesta, el sexo, la orgía, la bacanal y la polla dura- y que las comedias eran ejecutadas por los llamados "coros fálicos", que eran quienes, en época de vendimia, paseaban y procesionaban el falo, como símbolo de la fuerza de la naturaleza y sus dádivas. No hará falta decir que, en ese sentido, el trío de locas que conforman Aceres, Cámara y Arévalo son, casi en un sentido literal, el coro fálico de la comedia primigenia. Y es que esta obra es, también, un culto al falo. Un canto, un tributo, una oda al falo. Un falo, eso sí, subvertido no sólo por los ojos de un marica con mucha pluma, sino de un montón de maricas con mucha pluma y mucha ostentación de pluma, que convierten esa microsociedad que se genera en el interior del avión, en una sociedad falócrata, sí, pero también marica. Muy marica. Y por eso es fantástico ver cómo un director obliga a lxs espectadorxs heterosexuales de bien que vayan a ver su cinta, a vivir, durante 90 minutos, no en un mundo marica -eso lo hace cualquiera-, sino en un mundo de maricas locas donde la pluma se celebra, la mamada es una fiesta y todos los clichés de la marica plumífera se cumplen porque habemus maricas con pluma, mucha, y quienes cumplen todos los clichés tienen, también, el derecho a defenderse y reivindicarse. Por eso esta obra es, también, en cierto modo, una oda a la pluma. Y a mí cualquier oda a la pluma, en principio, me parece bien. Desde luego, siempre hay gente que va a ver una peli de un marica sobre maricas y se escandaliza porque dos bio-mujeres muestren su afecto (nada exagerado) en el asiento de al lado, pero eso es otra historia. Al fin y al cabo, no hay suficientes libros de Bolaño para rellenar las manos de todos lxs imbéciles de este mundo.

Por otro lado, es cierto que la mayoría de los personajes son hombres, pero en pocas películas puedes ver cómo una mujer se empodera a través del sexo violando a un hombre y en muy pocas puedes ver cómo los géneros y sus marcas gramaticales del lenguaje se diluyen hasta casi desaparecer.

Dice la teoría de los géneros que, en la comedia, la risa del espectador a veces es de complicidad y otras, de superioridad. Digo esto porque creo que, al tratarse de una comedia protagonizada por maricas en el sentido más tópico de la palabra (sin olvidarnos de que hay maricas que cumplen con esos tópicos, como ya he dicho antes), ciertos espectadores podrían caer en la tentación de reír, como dice la teoría de los géneros, desde la superioridad del que se sabe heterosexual (o carente de pluma), algo que la pragmática desmonta en el momento en el que nos damos cuenta de que el autor es también una de esas maricas con pluma. Por eso, en Los amantes pasajeros, sólo cabe la risa cómplice, porque la de superioridad queda anulada por la naturaleza de la propia autoría. Por eso -y por otras muchas cosas, claro- no tiene sentido equiparar esta película a aquellas de los años '70 de Ozores y compañía, en las que empezaban a proliferar los chistes de mariquitas. Porque las cosas no son nunca lo que las cosas son en sí, sino también cómo se cuentan, quien las cuenta, desde cuándo, desde dónde, por qué, y a quién.

Eché en falta, claro, algo de pluma bollo, algo de travestismo Woman to Man. Pero eso quizá sea mucho pedir para alguien que, como dice Z, sólo sabe contar historias de hombres (en realidad, todos sus personajes femeninos no dejan de ser hombres travestidos, Ítacas de maricas que cantan I´m so excited en sus horas altas). Es por esto que dejo este I´m so excited Le Tigre, queer e intergeneracional, para hacer ya, de la oda a la pluma, algo pluscuamperfecto. Escuchad la versión, merece la pena.

lunes, 4 de marzo de 2013

Día de la Mujer y otros ascoputos

Otra vez está aquí, taladrándonos los tímpanos, percutiendo en nuestras retinas, atronando en nuestros cerebros hasta hacer de ellos rico plancton para la ballena que alimenta, el institucionalizadérrimo y sacrosanto día Internacional de la Mujer Trabajadora. De la trabajadora, ojo, no de la vaga que no da golpe, ni de la guarra que tiene la casa echa unos zorros, la muy zorra. De esas no, claro, de las otras. De las que dan palmas desde dentro de sus abrigos de pieles o desde debajo de sus boinas de temporada. Que casi, si me apuras, vienen ellas a ser lo mismo. A fabricar lo mismo con todos los cuerpos sediciosos que están hasta el orto -oh, orto universal y agénero, qué grandes poemas nos has dado y qué grandes ocasiones para ciscarnos literal y metafóricamente en todas estas internacionalidades figurativas, en todo este postureo infernal de concejalas con caspa y pucheros al fuego y feministas de boina con el coño pegado al cuero negro de los butacones de los despachos de las facultades que, como dice E, "practican el feminismo de la exclusión". Sentando cátedra y sentando la seta en la cátedra. Sobretodo eso. Gracias, orto, ya digo, por penetrar tan hondo siendo a tu vez tan hondamente penetrable, y traernos versos de Allen Ginsberg que llevarnos como alimento a ti mismo:

ESFÍNTER

 Espero que mi viejo, que mi buen ojo del culo resista.
 En 60 años no se ha portado nada mal 
aunque en Bolivia una operación de fisura 
Sobrevivió al hospital de altiplano
 - Poca sangre, ningún pólipo, ocasionalmente 
Una leve hemorroide 
Activo, anhelante, receptivo al falo
 Botella de coca, vela, zanahorias
 Plátanos y dedos - 
Ahora el Sida lo vuelve cauteloso, pero Aún servicial -
 Fuera el mal rollo, dentro el condón 
Amigo orgásmico - 
Aún elástico correoso, 
Descaradamente abierto al placer
 Pero en 20 años más, quién sabe, 
Los viejos sufren todo tipo de achaques
 Cuello, próstata, estómago, articulaciones - 
Espero que mi viejo orificio se conserve joven
 Hasta la muerte, dilatado.


Hasta la muerte, dilatado. Una vez hecha la oda al esfinter redentor, pasemos a exponer brevemente los cilicios que surgen al abrigo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, o lo que yo vengo ya llamando desde hace tiempo, el #ascoputo.

En el paquete de actividades propuestas por el ayuntamiento de mi ciudad están, entre otras, la palmadita en la espalda a cuatro empresarias, la visita a las Cortes de Castilla y León (¿?),  y la lectura del manifiesto a cargo de una representante de viudas cristianas. COMOLOLEES. Si quieres potar con la lectura del programa completo, no tienes más que tener cerca un WC, una palangana o similar y pinchar aquí. Como podréis imaginar, el #ascoputo es extensible a otras ciudades aledañas, como podéis comprobar aquí, eso sí, sin perder de vista la palangana. 

Dicho de otro modo, todo este tingaldo se resume en : chocolatadas, peliculitas de chicas, encaje de bolillos, mesitas camilla con su braserito y su mantita de cuadros, trabajadora y madre en la vida, ripios muy sentidos rimados en consonante, abnegada ama de casa que alimenta a sus hijos y es además amantísima esposa y le gusta hacer petit pua en sus ratos libres vestida remona, discreta pero elegante, ay pobrecita si te han maltratado ay pobrecita si te han violado, ay pobrecita, así en general, cuánta sensibilidad tienes y qué víctima eres de todo por ser, SER, SER, SER, verbo estático, inamovible, fijista, oligárquico. SER, SER, SER, verbo Parménides, por SER, SER, SER, quédate quieta, mujer, categoría estanca, quédate quieta, MUJER. Tenías que ser.

Evidentemente, hay alguna que otra actividad alternativa al tema de las viudas cristianas, pero que entronca con una especie de feminismo buenrollista que murió de la que nacía, allá por los años setenta, y del que sólo quedaron los restos instalados en las instituciones si no políticas, académicas. Un feminismo que sigue manteniendo y alimentando el binomio de género, un feminismo que en vez de hacer petit pua hace boinas de punto redondo -con ese puntito femenino bohemio, oh, sí, qué mono- pero que sigue considerando víctimas a todas las mujeres y, por tanto, que las sigue victimizando y confinando en la pasividad; un feminismo que llama putas a las putas con una mezcla de condescendencia cristiana, lástima femenina y desprecio pequeñoburgués y que, como el otro, invisibiliza a un gran número de mujeres /personas designadas como mujeres/ transgénero, etc., así como diversas situaciones sociopolíticas, económicas, identitarias, sexuales, etc. y, por tanto a una diversidad de realidades tal, que termina por hacer el mismo honor al día de "la mujer" que las viudas cristianas. Amén.

Por todo ello, aquí va -dejadme soñar- mi baratérrimo programa imaginado del día Internacional de los Cuerpos Precarizados:



Por suerte, me queda el consuelo de saber que no estoy nada mal acompañadx en estas vindicaciones. Por suerte, somos pocxs, pero cada vez más, quienes sabemos que en la atención a lo diverso está la posible mejora de cada situación, diversa también. Porque este tipo de programas institucionalizados del día de la Mujer trabajadora, no sólo no hacen bien, sino que hacen mal. 

Cada cosa que hacemos educa. O todo lo contrario. Cada paso que damos. Si proponemos un programa pacato, que confiere a la mujer un lugar estanco -como mujer- y también como víctima -de violación, de abusos, de leyes, de precariedad, etc- no sólo estamos negando la posibilidad de que éstx se empodere (atiéndase que digo posiblilidad, de modo que, si no quiere empoderarse, lógicamente, también está en su derecho, ojo), sino que también estamos educándolx sentimentalmente en la derrota, la no acción, el sufrimiento y la pasividad, por el simple hecho de haber sido definidx socialmente como "mujer", categoría estanca. 

Y es todo tan parmenidesco, y da taaaanto #ascoputo, que le entran a unx ganas de ponerse el panta rei por montera y, flujo en mano, paja en mano, que sea lo que Foucault quiera, hasta la muerte dilatadxs, queridos cuerpos precarizados.