No es casualidad que 75 años después de que fuera asesinado el hombre que denunciara que "las rosas estaban maniatadas por los comerciantes de perfumes", venga a hacer ostentación de su poder, de su violento y obsceno poder, el comerciante del perfume embriagador de la fe en forma de santo, y en forma de padre y en forma de cualquier otra cosa medianamente loca pero rentable. No es casualidad que la gente se enfade, que los que "no hemos venido a ver el cielo" tengamos que decirlo -oficina y denuncia- tengamos que expresar -porque ahora dicen que sí podemos, Federico- nuestro malestar y nuestro descontento con quien osa prometerlo (el cielo, digo). Pero claro, si no vienes a ver el cielo te topas con "la turbia sangre, la sangre que lleva el espíritu a la lengua de la cobra". Porque tampoco es casualidad que miles de cristianxs mal llamados "de base" (como si fuesen la cantera del cristianismo o su filial) muestren ese mismo descontento de la mano de atexs, agnósticxs, etc., todxs ellxs unidxs en nombre del laicismo. No es casualidad y es una gran noticia que el paraguas del laicismo proteja de la lluvia de óxido a todxs, tan diferentes, tan distintxs. Es una gran noticia, pero el poder "mata millones para el disfrute de los agonizantes", y todo eso "deja los cielos hechos añicos".El papa no viene a protegernos, sino a protegerse. No es un escudo, viene escudado, excusado, diez centímetros de grosor vídreo lo suscriben. No viene a parar las balas, sino a desviarlas. No me importa lo que quieran, lo que pretendan quienes pretenden someter a lxs demás, violentar a lxs demás. Pero no puedo decirle a Federico que '75 años después, un gobierno socialista y un Estado democrático permiten en suelo español proselitismo, sedición, evasión consentida de impuestos en forma de desgravación de empresas patrocinadoras de un evento religioso (las JMJ(C) porque sólo son las Juventudes Católicas, como bien dice Fernando J. Lopez) y un sin fín de pegas para permitir una manifestación de quienes quieren un caldo de cultivo social lo suficientemente laico como para que, precisamente, no pasen estas cosas. A ver quién se lo dice a Federico. A ver quién tiene los santos cojones de decirle al poeta que '75 años después de su vil asesinato, "los terribles alaridos de las vacas estrujadas siguen llenando de dolor el valle". Porque, quien lo haga, también habrá de decirle que las fuerzas de seguridad reprimieron brutalmente, a hostia limpia, a quienes "denuncian -legalmente- a toda la gente que ignora la otra mitad, mientras parte de esa mitad mitad irredimible que levanta con nuestro dinero sus montes de cemento donde laten los corazones, algunxs de lxs que se dicen cristianxs, aplaudían la violencia policial, la fuerza bruta e ilegítima, aunque legitimizada, cayendo de nuevo, Federico, otra vez, sobre las espaldas de la otra mitad. "No es el infierno, es la calle", Federico, ya lo sabes tú.
Y por eso al día siguiente, 18A día de tu muerte, noche de tu asesinato, la violencia se sigue acumulando en las esquinas de la calle, mientras lxs besos transmaricabollos, Federico, se ofrecen, como tú, a ser comidos.
No sé, Federico. No sé quién podrá decirte esta clase de cosas. Quién será capaz de confesarte que la educación se ha cambiado por exaltación de poder, y que la libertad es un lujo que, en estos tiempos democráticos, todavía muy pocxs parecen poderse permitir. Pero, por si acaso, yo, en mi nombre, en nombre de los que se olvidan de la otra mitad, y en el tuyo si quieres, Federico, lxs "escupo en la cara".
Preciosa reflexión, Chinaski.
ResponderEliminarJusto ayer mi mujer me regaló la poesía completa de FGL y lo primero que leí al abrir el libro fue: "Al escucharte se siente/ dentro del alma un lejano/ rumor de cálida fuente." Y es que del poeta bebemos la fuerza para seguir luchando contra los que le mataron, que aún siguen bien vivitos y coleando. Mismos perros con otros collares.
Exacto, Txus. El agua de la fuente(vaqueros) nos arma de vida contra su muerte.
ResponderEliminarWow... Me he emocionado... Escupamos tod@s en su cara en nombre de federico, antonio, miguel...
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